Hay un señor de barba y de gafas que sale en la tele. A mí al principio no me llamaba mucho la atención, pero luego me fui dando cuenta. Cada vez que salía, en mi casa empezaban a hablar con él como si estuviera con nosotros: mi papá, mi mamá, mi tía… Mi abuela, no tanto, pero los demás le decían cosas cada vez que aparecía en la tele.
De tanto hablarle empecé a reconocerle y ahora cada vez que le veo voy y aviso:
-Mamá, mamá, ¡mira, Rajoy!
Si estoy en el salón voy a la cocina y digo:
-¡Rajoy está en la tele!
Siempre hay alguien que tiene que decirle algo, aunque Rajoy sigue a lo suyo y no contesta nunca.
El caso es que papá Dari me llevó un día a la plaza del Ayuntamiento de Palencia. Yo tenía más ganas de ir al parque que a la plaza, pero mi papá tenía que hacer compras. Había mucha gente, y para no perderme yo iba de la mano de mi papá. Entonces vi una foto muy grande de un señor con barba y gafas y empecé a gritar:
-¡Papá, papá, Rajoy! ¡Es Rajoy! ¡Ahí, ahí, en la foto!
Mi papá, en vez de alegrarse, me empezó a decir que no chillara, pero a mí ver a Rajoy me había hecho mucha ilusión, y seguí diciéndole a papá que mirara la foto.
-¡Papá, papá, es Rajoy! ¡ El de la tele!
Mi papá, me mandó callar. En casa, cuando aviso, se ríen mucho, pero aquí, en la calle, mi papá se enfadó un poco y me mandó callar. Yo lo único que quería era que mi papá viera a Rajoy, por si tenía algo que decirle. Al final, me cogió en brazos, le entraron las prisas y no quiso decirle nada.
Con los niños ya se sabe te dejan en ridículo en cualquier sitio!!!!
Nuevamente Rebe has conseguido que el ratito que dedicamos a leer cada uno de tus «relatos», estemos realmente entusiasmados y a la vez deseosos de encontrar en este rincón, una nueva historia que nos haga engancharnos aún mas si cabe
Gracias y enhorabuena..