Hasta entonces nunca me habían interesado las historias de piratas; quizá pensar en calaveras, patas de palo y espadas se me hacía muy lejano, además parecían más bien cosas de chicos, y no de chicas. Solo el mar, aquella extensión tan grande de agua, llamaba mi atención. Ver el mar si que era para mí un auténtico tesoro.
Comentarios recientes