Voy a hacer una confesión: a veces, en la escuela, me aburro y no quiero ir, aunque luego voy, solo por no oír a mi mamá y a mi papá diciendo que ellos tampoco quieren ir a trabajar y van.
Yago ha aprendido su primera poesía en la escuela y parece que le gusta. Está entusiasmado y quiere recitársela a todo el mundo.
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