Contó ayudándose con los dedos de la mano como cuando la profesora le enseñaba a sumar. Mentalmente ya no podía retener los números, las cifras. Desde que ya no iba a la compra le costaba hacer las sumas y las restas.
Soy enfermera. Estoy acostumbrada a tratar con pacientes. No siempre están de buen humor, no siempre pueden. Tienen problemas que se reflejan en sus ojos y en sus caras. Los visito en sus casas e intento ayudarles.
Vivir en una furgoneta no es tan duro como parece. He tenido suerte, he encontrado una furgo abandonada. Está descuidada, oxidada y abollada; pero cuando tenga tiempo, con una mano de pintura y unos martillazos lo arreglo.
Comentarios recientes