Deberías airearte un poco y no quejarte tanto. Deja que el viento te lleve, déjate ir. Lo nuestro ya no tiene solución. Este color amarillento que se nos fue pegando no presagia nada bueno, y esta rigidez, y la sequedad…
Las luces han ido cambiado. Los días luminosos y largos se han apagado.
El color amarillo mudará en ocre.
Este debe ser el final; pero, mientras caemos y desaparecemos, quiero que el aire me envuelva y, si me lleva lejos, disfrutaré del paseo y, si me deja cerca, seguiré contemplando el árbol en el que un día nací a la vida.
meuy bonito Rebe. Se lo leere a Andrea que estan con el otoño en la guarde y llevan hojas secas