Vuelven a dejarlos debajo de sus camas como cuando eran pequeños pero de eso hace mucho tiempo.
Recuerdan que antes los dejaban ahí para no tener que salir al patio por la noche. En las casas no había baño y salir en invierno podía significar coger algún resfriado.
Ahora están ahí para hacerles la vida más fácil. Ya les cuesta levantarse de la cama y mucho más bajar las escaleras.
Se dan cuenta de que ya todo son problemas y temen en silencio lo que les queda por vivir.
La foto es de Puebla de Eca (Soria). Un pueblo que al igual que San Mamés merece ser siempre recordado.