Esta mañana he ido sola en el autobús. Sola significa sola, sin nadie.
No me di cuenta hasta que estuve sentada. La inercia me condujo al mismo asiento de todos los días, aquel que está puesto frente a otro para poder vernos las caras.
Desde mi asiento, noté la ausencia del conductor. No pareció importarme, no hice nada por bajarme.
El autobús avanzaba hacia su destino: tomaba las curvas, aceleraba, frenaba, paraba, abría y cerraba puertas.
Nadie subía, nadie bajaba.
Y yo, desde mi asiento, esperaba tu parada.
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