Un hombre trabaja en una oficina. Está delante de un teclado mirando la pantalla de un ordenador. Está serio. Sus ojos están fijos en la pantalla, pero revelan que su mente se encuentra muy lejos. Se oyen de fondo voces de gente conversando mientras que teclea y mira la pantalla.
El malvado Luthor había puesto kryptonita en la bodega. Cerré el libro y comprobé que se había quedado dormido en su silla.
Cerró los ojos y sopló las velas. Nadie aplaudió. No se oyó ninguna canción. Tampoco vitorearon al homenajeado, ni siquiera hubo brindis.
Es que no tuviste bastante… Esta será la cuarta vez. Siempre te han dejado. Siempre has vuelto a encontrar a alguien que nuevamente vuelva a aguantarte. Muy bien, eres así, crees en el amor.
Nuevamente delante del papel. Otra vez más, y las que me quedan. Si hubiera aprobado en su momento… Saco el estuche, esparzo mis bolis y pienso en lo que me espera: horas y horas delante de leyes, órdenes, decretos, títulos, capítulos, artículos, disposiciones… e indisposiciones, como las que me están entrando ahora mismo. No he empezado y ya tengo que ir al baño.
Te pedí encarecidamente que no lo intentaras, pero aun así has venido y aquí estás. Lo hemos hablado tantas veces… Los dos, incluso los tres. Antes y después de que todo sucediera.
Dicen que nació antes de tiempo, pero él siempre había pensado lo contrario. Si hubiese nacido antes, hubiese conocido a su padre porque, cuando nació, en casa solo eran dos: su madre y él.
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