Nuevamente delante del papel. Otra vez más, y las que me quedan. Si hubiera aprobado en su momento… Saco el estuche, esparzo mis bolis y pienso en lo que me espera: horas y horas delante de leyes, órdenes, decretos, títulos, capítulos, artículos, disposiciones… e indisposiciones, como las que me están entrando ahora mismo. No he empezado y ya tengo que ir al baño.
Contó ayudándose con los dedos de la mano como cuando la profesora le enseñaba a sumar. Mentalmente ya no podía retener los números, las cifras. Desde que ya no iba a la compra le costaba hacer las sumas y las restas.
¡Ya sé jugar al fútbol! ¡Ya puedo jugar al fútbol con mi hermano Martín y mi tío David! Aunque cada vez que me pongo a jugar, me mandan con los coches, con la bici, a merendar con mi tía, a correr por el jardín o a mojarme con la manguera, al armario de los juguetes, a ver a los perros…
Te pedí encarecidamente que no lo intentaras, pero aun así has venido y aquí estás. Lo hemos hablado tantas veces… Los dos, incluso los tres. Antes y después de que todo sucediera.
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