Mi tía Rebe tiene un cocodrilo. A veces, el cocodrilo duerme y está tranquilo, pero otras veces se enfada, y cuando se enfada abre mucho la boca y te ataca.
Desde hace un tiempo estoy perdido y atrapado en un mundo imaginario que yo mismo he creado. No soy quien digo ser; nunca lo he sido.
Desde que aprendí los colores hasta ahora han pasado muchos años. Al principio todo era multicolor: árboles azules, mares rojos, cielos verdes…
Adoro los libros, son mi religión. Yo siempre había sido una gran devoradora de libros, seguía mis autores favoritos e intentaba conocer nuevos.
Me gustan mucho los botones del ascensor. Cuando estoy fuera siempre doy al botón de llamada. Es como si una fuerza externa me dijera: “Yago, da al botón”, y lo yo doy.
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